Hijo de inmigrantes andaluces, Quino siempre contó que en su casa se respiraba política, hablaba de sus padres socialistas y de su abuela comunista. En una extensa entrevista que le dio Quino a Mónica Maristain en 2004, para Página/12, el dibujante habló acerca de sus acalorados debates con Héctor Oesterheld o con Caloi: “En ese caso nos divide la política, porque él es peronista fanático, pero llegamos a un acuerdo gracias a mi mujer, que puso límites y nos prohibió hablar de política. Nosotros respetamos ese acuerdo y nos llevamos muy bien”, contó.
A la hora de definirse, Quino se reconocía a sí mismo como socialista: “El capitalismo también se va a ir al carajo. Esto no puede continuar así. Yo lo que espero es que a la larga se intente otra forma de socialismo. No igual al que ya fue, pero para mí sigue siendo el mejor sistema de gobierno”, declaró en aquella ocasión. La última pregunta de la entrevista fue si “morirá siendo socialista”: “Sí, por supuesto. Esa es la mejor forma de gobierno que concibo, es el mejor sistema. Apenas tuvo 70 años para expresar y es probable que estuviera mal aplicado. Si pensamos que al cristianismo le llevó tres siglos imponerse, ¿por qué no podemos pensar que el socialismo regresará y finalmente podremos vivir en un sistema más justo y más humano para todos?”, respondió.