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"¡Jajaja! Ya veo, ya veo, era así de simple ¿No es así? Usted realmente es una persona revolucionaria señorita Utena ¡Jajaja!"
El anillo en la mano de Utena se esfuma en cenizas y humo que se extiende por todo lo alto y ancho. Tan maravillosa vista hace que Aoi se sienta liberada, riendo a carcajadas con sus manos sobre su estómago. La chica revolucionaria no rompió solo su hechizo, sino también el de Aoi. Cuán irónico es que su victoria le recordara su perdición junto con la verdad de lo que le paso.
"Parece ser que te hecho venir por nada Kiriya, toma esto por las molestias. Vive largo y próspero mientras el invierno se derrite."
Limpia sus lágrimas producto de la risa y se acerca a Kiriya. De su deck saca a Flowagrantiso & Nievuho, la carta con la que había ganado y probablemente la última prueba de su existencia. Con delicadeza y una sonrisa se la entrega a Kiriya. Desconoce si podrá conservarla, pero incluso si es por un momento le gustaría que la guardara.
"No me hagas caso, solo tengo algunos problemas que resolver. Estoy de paso o tal vez acabo de salir."
Observa fugazmente a Touga, pasando por su lado para luego ignorarlo. Esta libre de su trato, está libre cualquier contrato. Ya no hay cadenas que la aten y si existen las ignorara. Su renovada libertad la convierte en un fantasma, transparente, intangible. Un mero recuerdo que se desvanece bajo el cielo.
...
Solitaria y sin guia en la maleza se interna. Ningún pájaro el camino le indica, perdida y sin dirección depende de su audición. El sonido del festival le dice donde ir, la rueda del carrusel gira sin fin. El príncipe encantador se encuentra allí, le ofrece su mano para poder partir.
<Ven, ven, toma mi mano. Juega por todo lo alto, tan alto en este carnaval.
Uniéndose a él, Aoi monta en su corcel. Girando una y otra vez, girando una y otra vez en eternos ciclos sin dirección. Embriagada con la fantasía, su mirada se pierde. Observa su final, observa su realidad, pululando en su mente una única pregunta que jamás halló respuesta.
"Principe Charmant, ha sido una eternidad ¿porque no me has venido a salvar?"
La rueda gira, aumenta su velocidad, las luces se difuminan. Las largas líneas de colores se mezclan con el aire, creando difusos espejos. Infinitas posibilidades se dibujan en los reflejos. Mundos ideales, ficticios, deseos que nunca se cumplieron.
<Pájaro azul, príncipe, hada madrina, princesa. Eres una y a la vez eres varias ¡Eres todas las posibilidades! El resultado que da la inacción...
En un gran espejo todas las luces convergen. Muestran un polluelo sobre su nido, sin madre, sin padre. Sin nadie que le acompañe, atrapado para siempre en su rama. Aoi ignora la visión, pensando aún en lo anterior. Todo lo que no sucedió, nada de lo que pasó. Delirios que jamás alcanzó.
"Sí, sí, tienes razón. Ir tras de ti ha sido un cuento de hadas, pero... Siento que estoy pegada a este carrusel..."
Los engranajes rechinan, por un momento cree salir volando. No importa cuantas tuercas pierda, la atracción sigue en su sitio. El eufórico viaje se acaba, las luces se apagan. Oscuridad, sin una pizca de luz es todo cuanto la rodea. Ya no hay música, ya no diversión. La figura del príncipe se funde aún más en las sombras, su rostro, si es que alguna lo vio se desvanece junto con su voz.
<Virtual nulidad, insulso vector, narrador neutral que apenas aparece en escena. Una entidad retirada girando y girando como un caballo en un carrusel. Un eterno ¿y si? que se niega a aceptar lo que fue.
Aceptando cuan ciega fue baja de su caballo. Respira con pesadez, cierra los ojos buscando aceptar su error. Reminiscente de lo que fue y de lo que es, abandona la atracción. Cubierta de oscuridad y con pasos silenciosos se dirige a donde todo empezó, a donde todo termino.
"No puedo soportar decirte que estas equivocado, tan equivocado... Este respiro se ha extendido demasiado, tan solo me pregunto ¿cómo pude ser tan ingenua?"
El bosque se abre paso a medida que camina, brillantes señales apuntan hacia su sitio de descanso. La incorpórea voz habla una vez más, pidiéndole de seguir el camino. No necesita indicaciones, sabe perfectamente donde queda, pero ya no tiene voz para quejarse. Hace mucho que esta se apagó.
<Solo eres una chica, nunca tuviste ese poder. Vamos, sigue la sombra de la manecilla hacia el gabinete de los ecos donde perteneces.