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[Matón]
--¡ARGH!
Salió volando un par de metros hacia atrás como si lo hubiera chocado un camión, a penas lo habías tocado con tu jab pero sabias que no iba a volver a levantarse. Escuchas un ensordecedor sonido, de dura madera arce estrellándose contra algo, te habían agarrado desprevenido. La otra mitad del bate de béisbol aun caía cuando te diste vuelta apretando los dientes, y lanzaste una patada hacia la boca del estómago que levantó al segundo matón del suelo, y lo hizo atravesar la ventana de la tienda. Arrugaste la expresión al verlo salir volando, sabiendo que te meterías en problemas si lo mataste por accidente.
El tercer matón, habiendo sido testigo de lo ocurrido con sus compañeros, y al haber visto tu fuerza en un asiento de primera fila, actuó rápido antes de que él fuera el siguiente, y se arrodilló mientras levantaba las manos por detrás de la cabeza.
[Matón 3]
--¡AHHHH! ¡ME RINDO! ¡ME RINDO! –
Exclamó aterrorizado, dispuesto a abandonar su orgullo antes de que lo que lo abandone sea su vida-- ¡¿Q-Que demonios eres?!
Tu sangre se deslizaba por debajo de tus ropas desde el lugar donde te habían golpeado con el Bate, mezclándose con el sudor y la sangre ajena de los malvivientes a los que habías apaleado en ese breve intercambio de golpes. Era hasta gracioso como ni habían pasado 6 días y ya te habías metido en más de 5 peleas. Quizás tenga que ver con lo poco efectivo de la Policía en Smallville –pueblo donde vives—O al hecho de que el pueblo había empezado a mejorar económicamente desde que hace unos meses empiezan a visitarlo más y más gente, gente de todo tipo. Lo has notado ya que tu Madre y tu han tenido muchos más clientes de lo habitual últimamente.
Bueno, al menos esta vez no peleaste solo para defender tus dos dólares y 8 centavos que guardabas en tu billetera.
[Isabella]
--¿Y-Ya terminó todo?...
Detrás de la caja del mostrador, se asomaba la encargada de la Florería luego de que el tipo al que le habías dado un puñetazo en el rostro volara sobre su cabeza hacia la parte de atrás del establecimiento, a parte del susto no parecía tener un rasguño encima, lo mismo no se podía decir de los dos sujetos a los que apalizaste y tú.
La chica tragó saliva al verte manchado de sangre.
[Isabella]
--T-Toqué el botón de la alarma debajo del mostrador… El alguacil debería estar aquí en cualquier momento. –
Te mencionó brevemente, mientras iba hacia la parte de atrás—Q-Quédate ahí, voy a traer el botiquín.
Aunque no sentías para nada el dolor, parte de la sangre si era de la herida que recibiste por culpa de aquel piltrafa con el bate. Tu cuerpo estaba ardiendo por dentro otra vez, una pequeña frustración natural en ti que aparecía siempre después de atravesar un altercado como este, euforia y estrés que te pedía seguir estirando los límites de tu cuerpo aún más allá. Últimamente, esa sensación ha sido más acentuada que de costumbre, pero como siempre eras incapaz de evitar que cualquier pelea que tuvieras dure más de 5 segundos.
¿Qué era exactamente lo que había ocurrido en esa Florería? No estabas para nada informado de la situación fatídica que atravesaba de la joven dueña de la tienda, y tampoco sabías que las cosas iban a escalar de esta forma.
…
--
Febrero de 20XX—
--
Un par de horas en el Pasado—
Tu mirada se clavaba en el techo a primera hora en la mañana, has estado en esa posición durante un buen tiempo ya, con las sabanas desordenadas y el ventilador de tu habitación apenas haciendo su trabajo de mantenerte ventilado con las 2 astas que tiene. No era la primera vez que tienes problemas para dormir, incluso en noches quietas y serenas como estas, donde pocas estrellas persistían en el cielo que empezaba a prepararse para recibir al amanecer, un sentimiento de ansiedad te acechaba.
Escuchas a alguien tocando la puerta de tu habitación.
[Mama]
--Artuuuuur ¿Estas despierto?...
Como era costumbre, tu madre era la primera en levantarse para volver a abrir la Panadería por la mañana, era una mujer humilde y trabajadora, que se esforzaba todos los días para que puedas tener una buena vida y permanezcas en la Escuela. Y aunque tú estés siempre obsesionado con trabajar o haciendo recados o atendiendo la tienda tu mismo, para ella era miles de veces más importante que disfrutaras de tu juventud haciendo amigos y estudiando para poder crecer como una persona de bien. No podías decir que eras muy bueno en ninguna de esas dos cosas.
[Mama]
--Cariño, escucha. Buscando en el sótano encontré algunas cosas que el Señor Cobblepot nos había prestado, antes de que… Ya sabes. –
Notaste un tono alicaído en sus palabras— Te dejaré todo en una bolsa en el comedor para que se lo lleves a Isabella. No es mucho, solo algunas cosas de limpieza y electrodomésticos.
El Señor Cobblepot, lo recordabas bien, era un anciano agradable que te regalaba caramelos y atendía una Florería un poco apartada del resto del Pueblo y poco accesible, era muy bien querido alrededor del Pueblo. Había muerto de un ataque al corazón hace varios días, y le había dejado su negocio a su nieta Isabella, una chica de tu misma edad. Siempre podías verla con la cabeza metida en un libro, de pelo castaño y lentes, no es alguien sociable así que no la conoces muy bien, incluso habiendo crecido en un pueblo donde todos se conocen.
[Mama]
--Llévaselo a Isabella por favor, ella debería estar atendiendo la Florería a estas horas, tengo que salir a hacer algo rápido. –
Te pidió con gentileza, sonando bastante apurada por alguna razón, antes de agregar con bastante mas firmeza-- NO te metas en problemas, ¿Entendiste jovencito?... Quiero que te laves la cara, te des un baño, que comas tu desayuno, y que te lleves tu medicina contigo.
Era bastante estricta respecto a lo último, recuerdas los días en tu juventud en los que podías desmayarte por correr muy fuerte durante unos meros minutos, y a veces tienes temblores molestos cuando no estás haciendo nada por la noche, pero esos días ya eran muy lejanos. Con el paso del tiempo, te hiciste más rápido, más resistente y más fuerte con cada pelea que insistías en iniciar, al punto de que eras fácilmente el sujeto más fuerte de tu Secundaria –la única en Smallville— y probablemente de todo el Estado. Y aun así, tenías montones de documentos médicos que aseguraban que estabas enfermo de alguna forma, por una enfermedad extraña que afectaba tus músculos y tenía relación con la cicatriz circular al final de tu Espalda.
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[Mama]
--Te amo~
Se despide aun estando al otro lado de la puerta de tu habitación, todavía traumada por la última vez que abrió tu puerta sin tocar y te encontró haciendo cosas de un chico de tu edad kek tragedia que la hizo apreciar más tu privacidad.
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