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>Una vez cruzaron la puerta el agarre de Crisocola se fue desvaneciendo. Tal vez podrían escuchar la pregunta abierta de Andalucita sobre a donde fueron si no hubieran avanzado tan rápido. Entre todo lo que no puedes controlar está tu cabello y siendo que Crisocola te empujaba por detrás, era muy probable que se hayan tocado. Pero entre que viste nulos pedazos de Crisocola caer o su propia preocupación, no fue un tema al que poner atención. El paso de Crisocola entre las filas de pedestales con restos es uno lento, se perdió el sentido de la persecución desde el segundo segundo al cruzar el umbral.
(Crisocola) Si, estás en lo correcto.
>Ella fue extrañamente breve respondiendo a tu pregunta. Decenas de gemas desconocidas las rodean, al menos pedazos de esas gemas que aún se conservan. Crisocola da un par de pasos por delante y voltea hacia ti. En su mirada puedes ver que ella intenta hacer que te percates de algo, son como sus consejos en el jardín o junto al lago.
(Crisocola) Pero, Kunzita, mira a tu alrededor. ¡Todas están aquí! Ninguna se ha ido realmente. Es una suuper visita.
>Ella giró unos grados mientras extendía los brazos, no había brillo que resaltase su acción. Crisocola te hizo saber que estaban en presencia de decenas de gemas, aunque dormidas, ella igualmente luce ilusionada. Crisocola regreso a un paso menos adelantado, ella te explicaría mientras caminan.
(Crisocola) Aquí no hay ninguna gema que esté perdiendo parte de sí, al contrario, va aumentando con el tiempo. Se acumulan pedazo a pedazo, por más minúsculo que sea.
>Ningún pedazo de gema se pierde, solo hay entrada para aumento hasta completar una unidad. Es este el detalle que Crisocola quería resaltar, es un lugar seguro que recibe más y más con el pasar de los siglos. Crisocola te dejó pensarlo un momento, incluso cuando se trataba de cortar los pedazos de cianita, Andalucita tendría que venir directamente a este lugar para hacerlo. Crisocola tenía las manos por detrás de su espalda, luego de unos segundos de caminar y pasar bajo un rayo de luz filtrado del exterior, Crisocola apunta con su mano izquierda hacia arriba.
(Crisocola) ¿Te parece que la luz del techo es muy poca? Yo pensaba así y que debíamos hacer algo, pero luego cambié de opinión. ¿Sabes por qué? Te lo diré, creo que nos reconocen por nuestro brillo por más que estén dormidas.
>Crisocola te comparte una idea propia, más allá de lo establecido para este salón de restos. En este caso, Crisocola se nota un poco más sería, parece que quiere convencerte. Ella separa las manos hacia al frente mientras te cuenta sobre sus ideas.
(Crisocola) Solo piénsalo. Luego de romperte, el primer rostro que esperarías ver al despertar sería el de Topacio Imperial o el Andalucita. ¿Pero se trata de intuición o acaso captaste su brillo mientras estabas dormida?. Si se trata de lo segundo, pues para ellas tu brillo es nuevo, muy bello e inusual, uno que definitivamente recordarán al despertar.
>Sería un detalle interesante sobre el cual reflexionar, si no te hubieses roto desde hace mucho. Perder la consciencia y recuperarla luego suena como dormir, bajo esa analogía se puede trabajar un poco. El punto de Crisocola no se puede demostrar tan fácilmente, aunque personalmente tendrías cierta experiencia aparte cuando Anatasa nació. Onix estaba en la enfermería, y Howlita y Benitoíta no dejaba de confundirlas a las dos con una tal Dolomita, al parecer su brillo es similar. Finalmente Crisocola resalta tu brillo como uno el que las gemas inactivas de aquí apreciarán, incluso hace una broma sobre recorrer el mismo pasillo varias veces hasta que te recuerden bien. De cualquier forma, por ahora solo les quedó llegar a su dirección. La plataforma sobre la cual descansan los restos de Cianita no es demasiado alta. Puedes ver todos los trozos de Cianita con sumo detalle.
(Crisocola) ¿No tiene cierto encanto? Su color no es un celeste sobrio como el de Fluorita, sino uno de tono verdoso, se confunde con el agua cristalina de los atolones hacia el sur.
>Crisocola hizo una comparación con un ambiente que solo ella pudo haber visto. Ella te incita a dejar los caparazones sobre el largo bowl de madera donde descansa su composición mineral rota. Cuando te acercas puedes ver con claridad todos los pedazos de allí, se trata de un cuarto de su pecho, media mano con dedo pulgar y muñeca hasta la mitad de su antebrazo, luego un corte paralelo y corto de lo que puede ser un muslo, un ojo roto y varios pedazos sueltos con fractura muy frágil. Pero lo que resaltaba de entre todo lo anterior fue una cáscara parcial de su rostro, la parte derecha de su rostro, bajo la oreja abarcando parte de sus labios y la mitad de su mentón. Crisocola puso sus manos sobre su cadera, ella te preguntaría algo que podría desorientar a cualquiera.
(Crisocola) ¿Entonces puedes retratarla? Yo definitivamente olvidé su rostro, hace mucho que lo hice.
>Ella luce interesada en tu respuesta, toma a la ligera su posterior confesión, a pesar de que esas palabras son difíciles de escuchar.