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>Estaba cerca. Lo suficientemente cerca como para que en el lapso de unas horas, Silas pueda robar un sombrerito muy caro que tradear fuera del edificio.
>Con un par de días de estudio, tal vez podría aprenderse las maneras de actuar e impersonar al personal del lugar. Como en esas peliculas VHS
>Sin embargo a Silas lo atraparon. Y luego de atraparlo, hubo un gran vacío hasta que despertó en una sala blanca. Silas apenas podía mantener los párpados abiertos.
>Era claramente un lugar de curación sofisticado. Y ello explicaba el dolor latente en algunas partes de su cuerpo. Silas lucidó lo que lo desmayó inicialmente.
Ehh… ¡Ostia el golpe!. Anda, ya está parejo.
>Golpeó el extremo izquierdo de su frente con su palma izquierda. Así, luego de acomodar su cerebro en su lugar, Silas observó las presencias con él.
>Era una señorita, muy probablemente quien lo había curado. Saltaba a la vista su tono de piel y de la misma manera su atuendo. Silas desencajó los dientes y subió la mirada.
>Tal vez una de los motivos por los que cayó fue no vestir en domito. Luego de aclarar eso, Silas respondió. Y movió su cabeza de lado a lado como gato falsamente atento a su alrededor.
Pues gracias, doctorita. Me salvaste justo antes del game over. Te debo un chispazo, un chip, eehh… ¿Como le dicen aquí? Disquete, rayete. Que te añadiré de colega en el nuevo nuevo facebook, tía. Solo debo encontrar donde dejé el móvil.
>A primera impresión no parecía prestarle demasiada atención a la chica, y era cierto, porque Silas estaba buscando activamente el dispositivo móvil que él estaba seguro cogió antes de caer desmayado.
>En sus manos, en sus bolsillos. Si Silas hubiera tenido tiempo lo hubiese guardado en su ropa interior. Entonces, en medio de la búsqueda lo interrumpe un objeto vítreo cristalino. Muestra confusión por un segundo.
¿Y eso es de verdad…? Vale, venga, es lo que menos puedo aceptar.
>Chasqueó la lengua y tomó la botella de agua. No la tomó de inmediato, no porque estuviera sospechando veneno o nada por el estilo, aún lidiaba con el aspecto de la misma en silencio.
>En ese silencio, la chica le habló de nuevo y con ello una pregunta. Silas comenzó a jugar con la botella lanzando en corto de un lado a otro en sus manos. En su rostro se formó una sonrisa de seguridad.
Vaya que eres curiosa. Mi padre me contó algo muy interesante una vez. Técnicamente, no era mi padre, que habrá sido de ese cabrón, pero qué más dá. Escucha. Este tío decía que por culpa de los domos, la diversidad genética se estaba yendo para el caño, que llegaría un día que todos los recluidos en los domos se harían blanquitos, de pelo fino y con unos cromosomas de más. Entonces se presentaría un proyecto de un zoológico racial humano muy chungo. Así, las personas con una fuerte marca étnica serían separadas a fuerzas para ser maltratadas, y preñadas, y electrocutadas también.
>Era una problemática real. Todos saben que en los domos se recicla el agua de la orina, y se cultiva con excremento humano de abono para ahorrar muchísimo. O eso es lo que se dice en el exterior.
A eso te pregunto yo. ¿Qué haces tú en el interior? Eso te va a traer problemas, fijo.
>Silas apuntó con la botella de agua. Invirtiendo la pregunta a la mujer que lo “salvó”. Así, mientras ella cuestionaba los principios de su vida, Silas abrió la botella y comenzó a beber de lleno.
¡Haaaaaa!
>Exclamó luego de beber de un solo trago toda el agua. Casi que tirando la botella vacía hacia un lado, sin importarle las políticas de reciclaje del interior.
>Silas entonces agitó su cabeza. Él miró a la señorita y respondió por lo que él confundía por cierta caridad. Fue tanto sincero como vago en sus razones.
Bueno, maja. Preguntaste por qué. ¿Por qué? Digamos que tengo gente afuera. Gente que no puede colarse. Y si no lo hago yo, no lo hace nadie. Así que, aquí estoy. Si gano algo igual puedo comprar algo más que esperanza. Pero vamos, si por el camino cae alguna conejita en minifalda... tampoco me voy a quejar, ¿me entiendes?
>Guiñó el ojo sonriendo aún más fuerte. Luego de la broma, Silas se enfocó de regreso en sus alrededores. Se inclinó de lado en la camilla para buscar rutas de escape.
Lo que fácil viene, se pira igual de rápido. ¿En este lugar hay un tubo de esos por donde pueda colarme? Para huir de nuevo y tal.
>Comentó con naturalidad sin importar que tanto de sus planes revelaba. Conseguir el teléfono era algo, pero asegurar su libertad era fundamental. La enfermera diversa no parecía tener la complexión para retenerlo por horas.