PARA KALLEN
Dentro de una habitación de hospital, en una cama con sábanas blancas, con la brisa de la noche que entraba por las ventanas abiertas que agitaban las cortinas, una de las pacientes estaba teniendo un mal sueño.
Un mal sueño sobre una carnicería hace mucho pero que mucho tiempo, sin embargo, no era un sueño lúcido o tan siquiera uno coherente, era más bien uno donde imágenes en tonos rojos y negros pasaban a través de su psique muy rápido, sin poder reconocer nada. Pero aunque no lo reconociera, ella sabía en el fondo que era aterrador.
Unos mosquitos revolotean en el foco del techo y la mujer comienza a sudar... De un espasmo, finalmente despierta, aunque pudo bien ser entre varios gritos.
—Despertaste, ¿Cuántos dedos vez? —Le pregunta Drunk.
—Déjate de tonterías, sólo me desmayé por el sobre esfuerzo. —Y Sharp se quita su mano con tres dedos levantados del frente.
—El que digas "sólo" es preocupante, ¿Estás bien? No parecías soñar con flores y muchos colores. —Drugs sentada a un lado tiene su arma en la mano.
Tienen una escena algo extraña en lo que la pequeña limpia su pistola con una gran delicadeza y apunta ocasionalmente al aire para ver si es que los fallos de precisión en su batalla fueron cosa de la casualidad o no.
—Sólo eran dos... Ya deberían saberlo.
Las dos mujeres se miran entre ellas, con algo de preocupación en sus miradas. Sí que debe haber llegado a su límite en aquel momento, pero lo resuelven con una simple oración.
—Eso no volverá a ocurrir mientras nosotras estemos aquí. —Drunk se acerca para ponerle la mano en su hombro—. En fin, ¿Cómo te encuentras?
—Yo ya imaginaba que después de tanto tiempo lo ibas a olvidar, pero no parece, eh... —Drugs sigue lustrando su pistola con su trapo.
—Bien. Si debo elegir entre bien y mal, pues bien... Sólo confirmen si es que la derrota fue un sueño o de verdad pasó. —Se soba las sienes con un poco de migraña, no sabe cuánto tiempo durmió.
—Oh, que fue real, y estuviste un rato K.O así que mejor no fuerces tanto el cuerpo. —Drunk le da una cajita de jugo y una galleta en una bolsa plástica.
Sharp la toma, no ha comido nada en días, y en esos días, las chicas que conocieron antes, ya deberían de haber sido ejecutada. Piensa en ello un segundo... Pero prefiere borrarlo rápido de su mente.
—Así que fallamos, habrá que entrenar más para la próxima, mucho más... —Da un sorbo al jugo y se lo acaba en un sólo segundo, apretando la caja con fuerza.
—No es tanto así, enviaron muy poco, sin nosotras que somos un ejército entero, no había mucho más... —Drugs le corrige ya habiendo terminado de pulir su herramienta.
—¿Llevabas, cuánto, dos días sin desactivarlo? Eso es demasiado hasta para nosotras... Era una carrera contra reloj. —Concluye Drunk para hacerle sentir un poco mejor y que esa noche no se corte.
Aunque dicen la verdad, sólo a veces se le suele olvidar, creyendo que los miles de planes ficticios en su cabeza que van más allá de sus límites pudieron haber ocurrido si no fuera porque es débil.
—Eso no quita el hecho de que hemos perdido... Sólo un minuto, o sólo un segundo más, cuenta.... Si hubiésemos ganado, quizá habríamos podido darle otra oportunidad a esas chicas.
Pero se desmayó en las piernas de Drunk mientras partían de regreso, no es que importara mucho en el resultado, pero ella cree que sí, mucho... De nuevo se está torturando con la idea de que quizá, esas chicas, pudieron haber sido sus amigas. Tonterías, que no puede evitar pensar, pero que la realidad no le permitirá que sea real, a menos que ella lo haga así.
–¿Quieres ir a tomar un trago?
Preguntan ambas al unísono, Drugs por compromiso ya que no le va a decir, "Hey, niña, ¿Quieres drogas?" para subirle los ánimos. Y Drunk pues es Drunk, sabe exactamente donde ir porque estuvo ahí la mañana antes de partir... Y la anterior... Y la anterior a esa.
—Sí...
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Responde y se levanta de la cama. No es que sea lo más saludable del mundo irse a beber apenas despiertas de un caso de cansancio extremo, pero tampoco le importa, esas tres viven como si el día de mañana fuesen a morir...
—¿Y Mistress...? —Sharp pregunta.
—Molesta, no pudimos recuperar a su papi latino, que lástima... —Drunk le contesta.
—Oh... ¿Ninguna noticia?
—Juan es fuerte... O tiene más suerte que cuatro tréboles de cuatro hojas juntos. Estará bien... Espero. —Drugs termina la conversación.
Mientras que son agarradas del cuello por un salto de la borracha, las tres se van, probablemente a un bar o a un club nocturno porque Drunk no deja de necesitar recargar el tanque, así que buscará presas para ello... Drugs, se toma más Joy de lo recomendado para empezar la noche, cómo siempre.
Aunque no comentaran nada de las tres chicas que quizá ya estén muertas, saben que deben de vivir al máximo por quienes ya no pueden... Un mandamiento para todos los que según Drugs, tienen el valor suficiente para disparar un arma en lugar de mandar a otros a hacerlo.
...
Y del otro lado de la ciudad, lejos del palacio presidencial que antes le pertenecía a Nunnally, pero dentro de alguna de las mansiones que antes le pertenecían a Nunnally.
Una mujer dejaba que el agua fría, fría como ninguna otra, bajase por su cabello y cubriera su cuerpo, cuya cabeza estaba apoyada a la pared, pegada de frente a la misma, dando golpecitos de forma intermitente con su frente a la pared en lo que sostenía la mayólica lisa y recta que se resbalaba de sus dedos con ambas manos.
Se estaba dando una ducha, sin agua caliente y con la luz apagada en la época más fría del año, y obviamente su respiración y su cuerpo temblaban en lo que dejaba que el agua cubra su figura, quizá como castigo o quizá para enfriar la mente y poder centrarse.
Habiendo terminado, cubre su cuerpo con una toalla antes de salir. Abriendo la puerta, se encuentra una silueta similar.
—Buenas... N-noches...
Aún tenía ciertos temblores inherentes al frío, porque no es cómo si fuese inmune a este. Fuera de su fuerza de voluntad o la habilidad que ganó de su compañero, o fuera de su belleza algo sobresaliente, era una mujer normal... Todo cuando tiene, fue gracias a su esfuerzo... Aunque se podría decir también que no tiene nada, porque nada de lo que está ahí le pertenece.
—Ya deberían estar listo... Los sacaré enseguida.
Se dirige hacia el horno, dentro de la cocina, que estaba iluminada por una luz amarilla típica. Obviamente no tiene nada aparte de su toalla por acabar de salir, producto de un mal hábito de vivir con alguien tanto tiempo...
Desarrollado cuando él aún tenia el cuerpo de un niño, "¿Por qué debería de avergonzarle mostrarme ante un infante?" Pensaba... Y aunque eso cambiara, sus costumbres aún no, para ella hay diferencia entre antes y ahora, que se hace más notoria con el tiempo. Aunque puede que para él nunca la hubiera por verla así.
—Ten... Es mi tercer intento, aunque no haya tenido tiempo para hacerlos esta semana, creo que... Bueno, pruébalos y dime si están bien.
¿Qué tal saben, Vincent?
Le da un pastelito al rubio, de su autoría, de un glaseado color verde tal y cómo es su cabello. Ella también coge uno mientras que gotas de agua siguen cayendo de su cabello y bajan coquetamente por sus pechos.
Es un sabor dulce, la cubierta y glaseado solo esconden y hacen esperar el interior de chocolate derretido, que aún conserva ese estado por estar recién salido del horno.
—¿Quieres... Tomar un trago?
Una propuesta extraña después de degustar algo dulce. Pero se puede leer entre líneas que necesita algo de apoyo moral para no desmoronarse... Después de todo, perdió, y la situación, aunque no se muestre por su expresión calmada. Es crítica.
Pero ahora está en casa, lejos de su oficina y las miradas de sus soldados y los ciudadanos que le juzgan a dónde vaya. Y también probablemente algunos sólo miren para ver sus caderas moverse de un lado a otro, pero eso cómo que es otra historia... Aunque pase seguido.
Lo mando antes de seguir.