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<Marcos Villalobos (Día 1, hora 2)
HP: 95/100
Energía: 50/50
Hambre: 14/22 - Sed: 18/21
-Fuerza: 5+5 Bisturí
-Agilidad: 5
-Resistencia: 6
-Suerte: 2
Inventario:
-Bolsillos 1/4
Píldoras de apoyo alimenticio (44/50)
Nivel 1
Extiendes la plática con los amantes de lo felpudo, y ellos, muy amables, contestan tus dudas. Te confirman que no han visto monstruos, aunque si se toparon ventanas muy brillantes, que los cazadores recomendaron tratar con un saludable distanciamiento. Los cazadores también hablaron de poseer un campamento en el nivel 4, pero los furros no lo visitaron. Respecto al nivel 3 y 2, del primero no pudieron hablar mucho, ya que estuvieron pocas horas, y lo más resaltable fueron la gran cantidad de cables eléctricos colgantes del techo, y los esporádicos apagones; El 2, sin embargo, jamás se lo podrán sacar de la cabeza, debido al infernal calor que les tocó sufrir ahí, donde casi mueren deshidratados, pero por suerte los cazadores contaron en su inventario con mucha agua. Aparentemente, el agua resultó el producto principal de ese grupo de errantes. A cambio de todos esos datos importantes, les hablaste de Tom. El cocinero agradecerá tener nuevos visitantes en su cocina.
Te coordinas con O’Ren’Leah para verse después. Eso sí, permanece quieta como una estatua cuando buscas estrechar su mano, como si desconociera ese gesto universal, o tal vez se deba que su disfraz carece de pulgares.
Horas más tarde, sales de la posada de Nos. O’Ren’Leah confirma que te estuvo esperando, ambos toman la escalera, y se internan en las calles. Sin paneles que alumbren, los que deambulan se guían con las lámparas que los residentes cuelgan de las fachadas de sus casas o locales, o se pegan a la escasa luz transpirada por hogares donde las personas comparten la cena o están a poco de irse a dormir. Los más prácticos, llevan consigo linternas de pila o lámparas de aceite. Viste a una pareja caminar agarrada de la mano, y mientras compartían besos, usaban sus linternas para desentrañar la negrura. Más de una vez vislumbraste entre los estrechos callejones, puntos de luz flotante, la delantera en proceso de consumo de dispersos cigarrillos. También pillaste en algunas esquinas a chicas jóvenes, adolescentes, mientras más normalitas, más maquilladas, que con abdómenes desnudos, tacones altos, y medias de redes que aprietan sus muslos, se vendían a los que buscaban aventura. Una de las prostitutas te lanzó una invitación en forma de una linda sonrisa, que sin un cuerpo exuberante, eran de lo poco que tenía para llamar la atención junto sus uñas pintadas de un esmeralda escandaloso, pésima elección de color, porque hacía reparar en las puntas mordisqueadas (Habito nervioso) y en las manchas de nicotina (Adicción)… Indiferentemente que estuvieras interesando o no, teniendo a O’Ren’Leah detrás, careciste de cualquier margen de maniobra.
Alcanzaste las puertas, y un cartel sobre el umbral con la palabra EXIT lo indicó como salida. Dos protectores, los que flanqueaban y cuidaban de las puertas, exigieron a ambos que se identificasen. La ficha genérica bastó, y como ya se iban, se las pidieron antes de dejarlos pasar. Cuando abrieron las puertas, te tocó esperar un minuto a que tus ojos se adaptasen, porque el trayecto que venía sí estaba a plena a luz. El minuto se convirtió en tres, porque también debiste esperar a tu compañera, que se encontraba frotando su rostro con ambas patas, pues aparentemente tuvo una vista mucho más sensible a los cambios bruscos de iluminación.
Siguieron adelante y llegaste donde el escritorio. Quisiste saludar a Peter y te asomaste, descubriendo que anda durmiendo al otro lado. Hasta los héroes necesitan descansar. Avanzaste a la sala de espera, cruzaste la puerta de azul, y pisaste el cemento sin domesticar del trastero. El cambio se sintió de inmediato, como pasar del frío al calor, porque todos los caminos que se extendían delante fueron tejidos por manos misteriosas.
Un hombre en armadura, que no era Brandon Marco Gol, los despidió con un ademan de su yelmo.
…
Nivel 2
Subieron por una rampa, lo bastante ancha para caber un par de automóviles. En cuanto el camino se enderezó y se hizo más estrecho, notaron el cambio, no solo por las paredes erosionadas, el suelo en algunas partes hecho de ladrillo, o las varias hileras de tuberías que surgían y se internaban en distintos puntos del nivel, también percibieron que había algo distinto con la temperatura, que se disparó varios grados, elevándose hasta los 16, e incluso yendo más allá de los 20. Sudaste bastante (2 de Sed por cada hora).
O’Ren’Leah: Sería bueno encontrar un poco de barro.
Las primeras palabras que tu acompañante compartió contigo desde la posada. Quizás sea una pequeña pista de que ella también sufre de calor, posiblemente más que tu.
Continúan andando, llevando ya dos horas de caminata. La BNTG se siente cada vez más lejos. No se manifiestan peligros directos. A veces alguna tubería lanza un soplido de vapor hirviente, pero prestando atención, cuidando cada paso, y donde se ponen las manos, es relativamente sencillo mantenerse a salvo. Al menos hasta que…
O’Ren’Leah: Hay alguien ahí…
Tu compañera planta la pata en tu hombro, deteniéndote. Puedes sentir la punta de sus garras pinchándote a través de la ropa. Siguiendo la dirección donde ella mira, ubicas una puerta entreabierta, que va a un cuarto bajo total oscuridad. Entonas la mirada, pero te cuesta ubicar cualquier cosa, está a más de 10 metros de distancia. Cuando vuelves el rostro a O’Ren’Leah para preguntarle qué pasa, ella te estampa la parte blanda de su pata contra el pecho, empujándote, haciendo crujir ligeramente algo dentro de ti, apartándote justo tiempo antes que una mancha negra te llevase por delante.
Caes de culo sobre el piso caliente, te dolió, pero lo que se alzó a pocos pasos de ti te hizo ignorar todas las quejas de tu cuerpo. Una silueta de ¿Dos metros? ¿Tres? Costó decir su altura. Se mantenía muy quieto, como si le costará moverse, pero por lo rápido que se abalanzó hace unos segundos, cualquier impresión resulto engañosa. No importó desde que ángulo le diera la luz, se mostró negro como la noche, como si consumiera la claridad del mundo. Lo único definido en su ser fueron los redondos ojos y la gran sonrisa, brillantes como bombillas, estoicos. El sonido que producía, resultó semejante al ronroneo de un monitor viejo al encenderse.
O’Ren’Leah no esperó a nadie, con sus fuertes patas propinó un salto hasta casi tocar el techo, precipitándose contra “la cara” de la entidad. En respuesta, el smiler agitó un par de extremidades sombrías, la primera hacia la chica, la segunda hacia ti. La forma pudo ser ambigua, pero el peligro quedó claro como un hacha.
-Marcos Villalobos
HP: 95/100
Energía: 50/50
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-Fuerza: 5+5 Bisturí
-Agilidad: 5
-Resistencia: 6
-Suerte: 2
…
-O’Ren’Leah
HP: 110/110
-Fuerza: 13 1d50 = 8
-Agilidad: 13 1d50 = 49
-Resistencia: 8
VS
-The Smiler
HP: 300/300
-Fuerza: 10 1d50 = 23 / Segundo ataque: 1d50 = 49
-Agilidad: 0 1d50 = 30 / Segundo ataque: 1d50 = 42
-Resistencia: 10
Habilidades:
-Recibe + 50 en Agilidad cuando nadie le ve.
-Puede atacar 2 veces en un turno.
…
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