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Después de bajar a tomar tus alimentos, los cuales pecaban de ser “muy saludables”, regresaste a la habitación a alistar tus cosas antes de irte a la escuela; Leslie el mensaje del tablón, el cual te dio una idea muy básica de la fama de tu escuela, pero nada más que eso.
Bajaste y te despediste de tu criada, cerrando la puerta detrás de ti. Sola, rezaste por ti; por tu día y por la posibilidad de terminar en algo que no desearías que manchase tu nombre o imagen.
Después de tomar el trasporte, llegaste a la escuela. La entrada se veía igual de lujosa que el día que pisaste aquel suelo. Algo dentro de ti te congelo en tus pasos, como si te advirtiera que había algo que podría hacerte daño, o que se encuentra acosándote desde el interior, escondido de tu vista.
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Ayer
Frustrado por el poco tiempo que poseían, se fueron con las manos vacías: sin información o idea de que hacer, fue preferente salir de ahí y no levantar sospechas, pues, la batalla con las sombras fue tan violenta que destruyeron un baño en su totalidad…
Sin mas cartas que apostar, decides mantenerte en contacto con tus nuevos aliados; habiendo intercambiado números, preguntas a la chica de lentes por su nombre, disculpándote si lo dijo y no lo escuchaste, pero ella sacude la cabeza y responde a tu duda:
No, esta bien— Dijo ella, sonriendo con certeza. —Nunca me presente, pero ya que estamos en esto… Pues soy Rika, Rika Ohno.
Sin mas que decir, todos ustedes partieron caminos. Después del incidente, la idea de quedarte en tu habitación se volvió un poco estúpida, pero sacaste fuerzas de flaqueza, listo para afrontar aquello que se encuentra acosándolos. Además, no tenias ningún lugar mas donde correr…
Durante la noche
La noche fue incomoda: La habitación, pequeña, no permitía mucha libertad de movimiento sin contar que la ausencia de Konig te hacia ruido. Afortunadamente, las sombras no te arrastraron de la cama, pero no te encuentras en el estado mas optimo, siendo que apenas dormiste nada, y la única razón por la cual dormiste fue porque tu cuerpo callo abatido ante la incapacidad de mantenerse despierto.
El reloj marco las 5:00, hora a la que Raymond se supone, se levanta. Lo intuiste, pero dejaste de prestar atención y dejaste que el ruido siguiera hasta que se callara…
Hoy
Abriste los ojos y notaste la hora: 7:24. La cabeza te da vueltas, sientes que quieres vomitar, los ojos te pesan y tus extremidades se encuentran entumecidas. Observas la base de la litera de arriba, mientras acomodas tus ideas.