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"Vergeta, ya me has secado", comentó el buen Kokún luego del afamado y épico combate en Fondo de Bikini (un excelente contenido excitante que luego divulgaré para su deleite). Vergeta quería más. Bils le había propinado una golpiza mindbreak netorare stinkfist fistfucking junto a Bulma, que montaba una silla Sybian androide del Dr. Güero. Además tenía un ciberdildo con el que empernó a un feminizado Mecha Freezer. Vergeta cuando lo vio tuvo una venosa erección cuyo ki se sintió hasta en la convulsa Venezuela (y eso que estaban sin Whatsapp). Freezer llevaba una remera amarilla y una peluca rubia. Vergeta lo abrazó y le dijo con su sensual doblaje dominicano autune "Te voy azel-elamol, chibolo". Freezer lo miró como quien no quiere la cosa, pero su fiel asistente Guiñú le frotó vaselina marca Messi en el ano, ano tan puro y ario que no necesitaba blanqueamiento anal. Vergeta ya supuraba de la punta saiayina harto líquido preseminal.
Hicieron el delicioso suculento y el rival y amigue aliade del querido Kokún le prometió mil cosas al travestido maligno cabezón. Le besó la cabellera artificial mientras le seguía eyaculando en el chiquito. Le prometió mil cosas y le mentía como un político. "Nunca más te voy a pegar, nunca más te vou a matar, nunca más voy a amar a otro bichito lindo como tú, mi pálido Cocomiel."
Freezer se dejó hacer. Hacer y decir. Es verdad que estaba condenado a perder. Pero no era tonto. Esta historia era siempre igual. Pero le gustaba el abrazo del guerrero monkey, le gustaba esa pichula jugosa y fervorosa, las bolas golpeando en su perineo.
"Nada es para siempre", pensó.