Un día como hoy hace 108 años sucedió un acontecimiento sin precedentes ante los ojos de más de 70 mil personas presentes. En 1917, un día nublado y lluvioso en Fátima, Portugal, ante las multitudes que incluían numerosos periodistas y escépticos, sucedió un milagro. La lluvia súbitamente paró, las nubes se dispersaron, y el Sol comenzó a moverse de formas muy atípicas ante la mirada de todos. El Sol daba vueltas, y se acercó y alejó de un momento a otro. 70 mill personas, entre ellos periodistas y escépticos, fueron testigos de este acontecimiento quienes además pudieron observar que tanto sus ropas como el lodo debajo de sus pies habían sido secados en tiempo récord. Este milagro tan gráfico y registrado en los periódicos como un suceso histórico fue la forma en que se manifestó la Virgen María para confirmar las advertencias y peticiones que había encomendado a tres pastorcitos difundir entre la gente hace unos meses atrás. Tres pequeñas criaturas a quienes la Virgen María se les estuvo apareciendo constantemente y a los cuales muchos creyeron y otros tantos no (entre ellos su propia madre). Esta manifestación sobrenatural fue una medida desesperada de la Virgen para demostrar la existencia de lo sagrado y certificar sus palabras así como el testimonio de los tres niños a quienes les mostró la existencia del infierno y la la corrupción de la iglesia así como a un enorme ángel con una espada de fuego a punto de exterminarnos a todos sólo siendo detenido por su inmaculada mano. La Virgen pidió reparaciones, entre las que se encuentran que rezáramos un Rosario diario y que dejásemos de ofender a Dios con nuestras palabras y nuestros actos. Aún a pesar de estos hechos registrados, y de que es imposible timar a 70 mil personas reunidas en ese tiempo con la tecnología disponible, y a que claramente se han cumplido todas las profecías de la Virgen, hay gente que se rehusará a creer como la propia madre de los pastorcitos quien con sus propios ojos vio el fenómeno. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Les aconsejo que ya se dejen de mamadas y que supliquen por perdón y misericorida al Inmaculado Corazón de María que es la única que puede interceder por nosotros con su bendita piedad y su bondadoso clamor libre de pecado ante Dios a quien no sólo nos ufanamos con despreciar, torturar y asesinar cuando caminó entre nosotros sino que además no hemos parado de ofender y ningunear desde entonces.