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¿Cuál es el racismo contra las arepas? La última vez que revisé, este tablón se llama Magna Arepa. Un poquito de respeto, por favor.
Tengo la bandera de Aragua en el OP porque soy de ahí, pero vivo en Europa desde hace diez años. Aquí no es común encontrar Harina PAN en el supermercado; la población latina no es lo bastante grande. He tenido que comprarla por Amazon varias veces pa’ hacerme mis arepitas o empanadas en casa. Mi mujer, Toscana, ama cuando preparo arepas, empanadas, cachapas o tajadas. Todo eso le encanta.
Los italianos son muy orgullosos de su cocina, y con razón: su gastronomía es de las más reconocidas en el mundo. Y sí, los memes son ciertos: un italiano promedio puede comer pasta varias veces a la semana, siempre con condimentos distintos o con sobras de lo que cocinan a diario.
Yo diría que la arepa es la pasta del venezolano. Es versátil, calórica (lo cual no es necesariamente malo) y libre de gluten. Y como tantas cosas de nuestra cultura, solo la he aprendido a valorar desde la distancia.
Además, si la arepa les queda insípida es porque no saben hacer arepas. Yo a la masa le pongo:
>Cucharadita de sal
>Cucharadita de azúcar morena
>Un chorrito de aceite de oliva o un poquito de mantequilla derretida
La masa queda sabrosa, con un ligero dulzor, y el aceite de oliva la vuelve medio crocante al cocinar. Como dije, la masa de arepa es muy versátil.
Háganse una arepa, mis negros. Pónganle cariño. Entiendo que vivir en el tercermundismo a veces confunde; yo también renegaba de mi cultura cuando era un carajito loco en la universidad. Pero con la distancia he aprendido a diferenciar lo chaburro de lo bonito: lo primero lo arrastramos hace generaciones, pero lo segundo (nuestra comida, música, tradiciones familiares) merece la pena conservarse.