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Sumision
¿Cómo es que el placer puede derrumbar el auto respeto de uno mismo a este grado? Ella misma se ha rebajado a una muñeca en sus manos
¿Por qué?
¿Por qué?
¿Por qué?
Su mente repetía preguntas que parecían interminables mientras su cuerpo se retorcía para llevar a los estimulos a nuevas alturas en intentos desesperados para alcanzar lo que era ajeno pero quería sentir
Ingreso en la feminidad de la Albina con un taladro semi gelatinoso que empezó a vibrar y girar.
Introdujo linea de cuerdas en su recto, llegando a un límite medido antes de extraerlas una a una, en un ciclo continuo
Enrollo firmes cuerdas alrededor de sus senos que terminaban en protuberancia que succionaban y mordian ligeramente sus pezones
Manifestó lenguas para lamer sus axilas mojadas por los fluidos y el vapor
Los sonidos que resonaba entre el choque de la carne, gemidos y limo, perforaba la cabeza de Melty con una música retorcida y incesante, una que se rompía y pulía a cada toque
La pieza llevo la slime a "callar" a Alberta, sello sus oidos con piezas de slime, oscureció su vista con una gruesa capa de slime sobre sus ojos y silencio sus labios con protuberancia "fina" que se adentraba hasta la traquea, estimulandola mediante el roce
Perdida en su frustración, la slime "empeoró" la situación y seguido observando intentando encontrar la iluminación que había alcanzado con anterioridad, llevando cada vez a los extremos
...
Cuando el slime recupero la suficiente "cordura" para salir de su estado obsesivo, sintió repulsión de ella misma por su acto
Había envolvido de pies a cabeza a Alberta en su ser, dejando solo la cabeza para que pudiese respirar, su cuerpo estaba estimulando cada onza de su piel y zonas erógenas de forma automática con lamidas, calor, punzadas no penetrantes, vibraciones, rozamiento y succión
¿Esto es suficiente?
Melty libero las restricciones de la cabeza de Alberta con esa pregunta de cuál ya sabía la respuesta, sintió como el útero de la albina había descendido hace varios minutos tras que sus paredes interiores la estrujaran una y otra vez, buscando algo que su cuerpo no podía concederle
Miro a Alberta esperando algo que desconocía
En su corazón esperaba un juicio, unas palabras de agradecimiento, un mirada de odio, una muestra de devoción, un gesto de afecto, tal vez quería todo a la vez o algo diferente
El silencio era cruel juez que agrandaba la tensión en su psique incluso cuando había transcurrido solo un soplo de viento
Alberta marco la línea de pólvora pero ella prendió el fuego