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>Horace Smith
En aquel pequeño y silencioso departamento, Horace miraba a Erika en espera de alguna palabra para empezar a conversar, las cuales pronto salieron en un tono deprimente por parte de la chica, la cual parecía un tanto más enojada al haber visto su celular.
Horace fue directo con su pregunta, ya que el tiempo con el que contaba no era tanto y más con las innumerables cosas que sucedieron en el camino hacia su departamento, aunque ahora eso era lo menos importante de todo.
Sin cambiar su expresión en lo más mínimo, Erika respondió sin ninguna duda entre sus palabras, lo cual demostraba lo segura que estaba de hacer aquella decisión la cual podría terminar con todo de manera permanente.
por que mi vida está llena de una desgracia tras otra. Si me voy, todos me superarán, y yo porfin tendré la tranquilidad que necesito.
Ante aquellas palabras, la mirada de Horace se volvió más suave, ya que le recordaba a los años horribles que paso por su adolescencia, en los cuales se sentía completamente perdido, al punto de que la muerte era una opción viable, hasta que aquellas viejas películas volvieron a aparecer en su vida.
El tono Horace acompaño su mirada, ya que por primera vez en mucho tiempo, contaba algo sobre sí mismo que no sea su fascinación por películas de acción viejas.
<Realmente te entiendo, yo también he visto la muerte como una opción y un descanso, pero no creo que sea la mejor solución de todas.
A lo largo de sus palabras, Horace se arremango las mangas de su chaqueta, mostrando numerosas cicatrices de los años en los que vivió con su padre, siendo también la mayor muestra física de su sufrimiento.
<Las cosas que pasamos, probablemente sean completamente diferentes, pero entiendo lo que puede generar esa clase situaciones.
Entre el medio sus palabras, Horace dejaba escapar una pequeña sonrisa de manera inconsciente, la cual no clasificaba como aterradora ni tierna, si no tan solo tranquila.
<La mejor forma, en la que puedes encontrar aquella tranquilidad que buscas, es devolviendo el golpe a la propia vida y es seguro que dolerá mucho, pero creo que valdrá la pena que lo intentes una vez.
Luego de terminar sus palabras, Horace vio como el reloj seguía brillando con intensidad, por lo que estaba ya preparado para activarlo, aunque tan solo quería darle la determinación de devolver el golpe a Erika.
Con una sonrisa algo más notable, Horace le dirigió unas últimas palabras antes de utilizar el reloj, el cual ahora se encantaba en su mano, brillando con aun mayor intensidad.
<Si decides seguir, va a ser un camino largo y cansino, por lo que necesitaras descansar sobre algo que tu decidas, como una película, hobby o tal vez una persona la cual pueda ofrecerte su hombro.
Tras aquellas palabras, el cuerpo de Horace cambio por obra del reloj, volviendo a usar aquellas extravagantes prendas de antes, aunque esta vez hubo un pequeño cambio, ya que sobre la chaqueta militar, había un chaleco anti balas, lo que probablemente era obra de lo que sacaba a relucir el artefacto de su usuario, por lo que era seguro de que el joven castaño tenía una imagen más clara sobre aquel concepto de sí mismo.
Perdón si el turno es algo pesado Kumiko, pero creo que es un tema en el que uno puede decir mucha clase cosas y mas al tener la clase de mono que estoy usando.