>>262435 (OP)
El postmodernismo no tiene mucho de racional. Al menos en principio es admitir que todo lo que creemos es una interpretación limitada del mundo que nos rodea. Y que en una instancia es maleable y cambiante, sin un fin único ni permanente.
Así que la postura básica es que puedes creer en ellas, las creencias y filosofías y políticas y tradiciones, pero admite al menos que en última instancia, cuando te parezcan ineficiente, o demasiado incompletas, o choquen demasiado con la realidad (y lo harán, no te preocupes por ello), entonces simplemente suéltalas y búscate otra cosa.
Es interesante este discurso de la redpill, porque es una postura terminante, al que le damos una dicotomía inescapable a la que te puedes sumar sin punto de retorno o conciliación. O sin posibilidades de cambiarla. Ni siquiera cuestionarla. Esta es la "redpill" y punto, 100% eficaz, indisoluble e indiscutible. Maravilloso, hasta parece una religión. Al menos tiene como postura rechazar el escapismo barato de la postmodernidad. Eso es muy rescatable.
Y lo más gracioso es que viene de una película hecha por literalmente unos viejos lesbianos. Promocionada en un foro dividido por temas, donde nadie tiene identidad ni verdadera permanencia.
¿Quieres ver la verdad del mundo? Claro, puedes constatarla, o desafiarla, o cuestionarla. De esas verdades duras que vas a obtener hay una muy simple: No tienes todas las respuestas. Y no eres El Elegido, ni lo serás nunca.