"Hace mucho, mucho tiempo, cuando las estrellas aún brillaban con esperanza y el cielo no era más que un manto oscuro, nuestros antepasados vivían en un mundo vasto y vibrante. Eran días de esplendor, donde las chozas tocaban las nubes, y las gentes de la Tierra se dividían en grandes naciones. Las historias que contaban nuestros abuelos antes del Gran Silencio hablaban de tierras con nombres poderosos como Yunaitesteit (La Tribu del Águila), Rulya (La Tribu del Oso), Chonjuo (La Tribu de los Ojos Rasgados) y Eurpeia (La Tribu de Las Estrellas). Pero fueron esos mismos nombres los que sellaron nuestro destino..."
"Era el invierno 2147 cuando la Gran Ruptura comenzó. La Tribu del Águila, una nación orgullosa y rica en tecnología, había alcanzado tal poder que sus líderes pensaron que podían dominar al resto del mundo. Habían creado armas con un poder inimaginable, capaces de arrasar ciudades enteras con solo pulsar un botón. La Tribu de los Ojos Rasgados, su rival, era una tierra de misterio y magia antigua, donde la gente aún creía en las fuerzas invisibles del universo. Pero también ellos, en su deseo de proteger su cultura y su tierra, se armaron con las armas más terribles que la ciencia y la magia combinadas podían forjar."
"El conflicto comenzó como siempre lo hacen las guerras, con palabras de odio y promesas de gloria. Los líderes de La Tribu del Águila exigieron la sumisión de La Tribu de los Ojos Rasgados, y cuando se negaron, lanzaron la primera de las bombas del Juicio. Era una monstruosidad forjada en los laboratorios oscuros de La Tribu del Águila, una combinación de ciencia antigua y poder divino. Cuando cayó sobre la ciudad de Chonjuo, el cielo se partió en dos, y la tierra se quebró. Los mares se levantaron, y los vientos que una vez fueron dulces se volvieron mortales."
"Pero La Tribu de los Ojos Rasgados no se quedó de brazos cruzados. Desataron su propio arsenal, las Llamas del Olvido, en la capital de La Tribu del Águila, Ciudad Radiante. Durante siete días y siete noches, la ciudad ardió, y el mundo entero tembló bajo la furia desatada. Otras naciones, como La Tribu de Las Estrellas y La Tribu del Oso, que intentaron mantenerse neutrales, fueron arrastradas a la vorágine. Eurpeia, La Tribu de Las Estrellas, lanzó sus lanzas de viento, que desgarraron los cielos y convirtieron el aire en veneno. Rulya, conocida por su amor a las máquinas, desató las bestias metálicas que arrasaron todo a su paso."
"Los cielos se llenaron de fuego, y la tierra misma comenzó a morir. Durante cien Veranos, las guerras continuaron, con breves treguas que nunca duraban. Las bombas caían como lluvia, y cada una que estallaba dejaba cicatrices imborrables en la faz de nuestro mundo. Las naciones se derrumbaron, sus gentes se dispersaron, y los campos que alguna vez fueron fértiles se convirtieron en desiertos de ceniza."
"Fue entonces, en el invierno 2247, cuando los últimos sobrevivientes de La Tribu del Águila y La Tribu de los Ojos Rasgados, ya desesperados y al borde de la extinción, miraron hacia las estrellas en busca de salvación. Habían olvidado lo que era ser humanos y habían comenzado a crear máquinas para salvarse. Estas máquinas, pensaron, podrían llevarlos más allá del alcance del desastre, hacia un nuevo hogar en los cielos. Y así, construyeron las Arcas de Hierro, enormes ciudades voladoras que se alzaron en los cielos en busca de refugio entre las estrellas."
"Pero el cielo no es lugar para los mortales. Las Arcas de Hierro se elevaron, pero no pudieron escapar de la maldición que ellos mismos habían desatado. Durante siglos vagaron, flotando sobre el planeta que una vez llamaron hogar, mientras la tierra se convertía en un desierto y los mares se intoxicaban. Eventualmente, las Arcas empezaron a caer, y los sobrevivientes volvieron a la tierra, encontrando solo ruinas y muerte."
"Ahora, nosotros somos lo que queda. Vagamos por un mundo destrozado, donde las ciudades son tumbas y las estrellas ya no nos guían. Pero nunca olvidaremos las historias de La Tribu del Águila, La Tribu del Oso, La Tribu de los Ojos Rasgados y La Tribu de Las Estrellas. Nunca olvidaremos cómo la avaricia y el orgullo de nuestros antepasados destruyeron todo lo que amaban. Y así, seguimos adelante, no en busca de redención, sino de simple supervivencia, con la esperanza de que algún día, las cicatrices en la tierra puedan sanar y los cielos, una vez más, se llenen de luz."
>[El anciano terminó su relato, su voz temblorosa resonando en el silencio de la noche, esas palabras eran tanto una advertencia como un recordatorio de la fragilidad de su existencia.]
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